Ya terminando un semestre más dentro de otra nueva aventura, mi trabajo final de mi clase de Psicología y luego de analizar las etapas del duelo y también habla acerca del cuidado del enfermo en fase terminal o de una muerte repentina me quedó con esta conclusión
La muerte, por dolorosa y complicada que sea, puede ser una oportunidad excepcional para nuestro crecimiento y realización personal, siempre que podamos enfrentarlos e integrar la pérdida correspondiente. La persona sana es aquella que no trata de escapar del dolor, pero sabiendo que sucederá, trata de saber cómo manejarlo. Durante el proceso, aprende a recordar e integrar lo mejor de la relación con la persona fallecida, y puede invertir la energía en nuevos afectos, y nuevas relaciones, el ser querido está viviendo para siempre en algún lugar del corazón donde domina
más la alegría. Vale la pena porque todo ha terminado. No podemos amar sin lastimar. La pena es un indicador de amor. Si hemos amado intensamente, no puedes morir sin dejar a alguien con dolor. Para sufrir la pérdida ha tenido que disfrutar del contacto, es la dialéctica de la vida. El dolor, como el amor, tiene sus tiempos, sus ritmos, sus períodos.
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